Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
En un hito histórico para la salud global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha adoptado una nueva estrategia mundial sobre medicina tradicional 2025–2034, marcando un avance significativo en el reconocimiento, regulación e integración de las medicinas tradicionales, complementarias e integrativas (MTCI) en los sistemas de salud del siglo XXI.
78ª Asamblea Mundial de la Salud
Más del 80% de la población mundial recurre a la medicina tradicional como parte de su atención sanitaria. Sin embargo, hasta ahora no existía un marco global que orientara su integración con la medicina moderna. Esta nueva estrategia, debatida y consensuada en la 78ª Asamblea Mundial de la Salud, aspira a cerrar esa brecha histórica con un enfoque inclusivo, respetuoso y basado en la evidencia.
Uno de los mayores logros de esta estrategia es su capacidad de conciliar el rigor de la ciencia moderna con el respeto a los conocimientos milenarios que forman parte del acervo cultural de muchos pueblos. El documento final subraya que las prácticas deben ser seguras y eficaces, pero sin imponer un modelo científico único que invisibilice las epistemologías tradicionales.
Lejos de negar la necesidad de evaluación rigurosa, la estrategia abre la puerta a un diálogo equitativo entre distintas formas de entender la salud. Así lo expresó Tido von Schoen-Angerer, presidente de la Coalición de Atención Médica Tradicional, Complementaria e Integrativa, en la que participa activamente la Fundación Europea de Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa (FEMTCI): "El respeto por los diferentes paradigmas no es una debilidad, sino una fortaleza de esta estrategia".
El Dr. Tido von Schoen-Angerer, presidente de la Coalición TCIH
La MTCI no solo representa una opción sanitaria legítima, sino que también ofrece respuestas sostenibles a retos contemporáneos. Su conexión con la naturaleza, la atención personalizada y el uso responsable de recursos naturales pueden contribuir a reducir el uso excesivo de antimicrobianos y promover modelos de salud más respetuosos con el medio ambiente.
Además, para muchos países en desarrollo, la medicina tradicional representa un pilar de accesibilidad y equidad en la atención sanitaria. Delegaciones de diferentes países celebraron que la OMS reconozca oficialmente estas prácticas, al tiempo que se impulsa su regulación para garantizar calidad y seguridad.
Si bien algunos Estados miembros europeos insistieron en la necesidad de pruebas científicas rigurosas, otros advirtieron que exigir estándares imposibles a las MTCI podría equivaler a prohibirlas de facto. Como señaló el profesor Ferdinand Breedveld, de la Federación de Academias Europeas de Medicina, “pedir un dossier completo de ensayos clínicos para cada medicina tradicional es una exigencia irreal”.
Como viene defendiendo el Dr. Calduch, presidente de la Fundación Europea de Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa (FEMTCI) de España, no es que no estemos de acuerdo con una validación basada en la evidencia científica, que lo estamos. En lo que no estamos de acuerdo es en que se pretenda que esta validación, basada en la evidencia, se haga privilegiando los paradigmas científicos occidentales que, en la mayoría de los casos no se compadecen bien con las epistemologías tradicionales. Es en este nuevo enfoque desde el que habrá que avanzar en base los postulados de la Estrategia sobre MTCI 2025-2034 de la OMS, que acabamos de consensuar.
En lugar de excluir, la estrategia propone invertir en investigación, fortalecer capacidades locales y abrir caminos a colaboraciones internacionales. Países como India han dado un paso al frente, destinando más de 85 millones de dólares al nuevo Centro Mundial de Medicina Tradicional de la OMS en Jamnagar. Esta inversión puede servir de modelo para otros países que deseen comprender mejor por qué millones de personas eligen estas prácticas y qué beneficios pueden ofrecer en un entorno regulado.
Otro aspecto innovador es el énfasis en establecer normas regulatorias claras, éticas y sostenibles. La estrategia promueve la formación de profesionales, la protección de la biodiversidad y la vigilancia activa para evitar abusos comerciales y conflictos de interés, velando por la seguridad de los pacientes y la transparencia de los procesos.
En paralelo, la OMS ha lanzado el primer panel de control mundial de las MTCI, una plataforma que centraliza datos sobre regulación, investigación, financiación y seguridad. Esta herramienta permitirá a los países formular políticas informadas y basadas en evidencia.
La estrategia mundial de la OMS no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Supone el reconocimiento oficial de que la medicina tradicional puede y debe desempeñar un papel importante en la salud global, cuando se la valora, estudia y regula adecuadamente.
El camino hacia una verdadera integración será complejo y exigente, pero también esperanzador. Exige superar prejuicios, fomentar la investigación, proteger los saberes tradicionales y establecer normas compartidas. Pero, sobre todo, exige reconocer que la medicina no es monopolio de una sola cultura o paradigma.
Como afirmó Bhushan Patwardhan, ex copresidente del grupo de expertos de la OMS: “Para mí, la medicina es medicina, si está basada en la evidencia. No importa si es alopática o tradicional”. Esa visión, integradora y sinérgica, es la que guiará los próximos diez años de acción mundial en salud.