*Por Ramón Mª Calduch
Ramón Mª Calduch es economista y abogado, antropólogo especializado en medicina, presidente de la European Chamber of Commerce for TCM y vicepresidente del Consejo de asesores de la Federación Mundial de MTC junto con varios rectores de Universidades de MTC de China. También es vicepresidente de la Fundación Europea de MTC y de PEFOTS.
Hace unos meses se publicó un artículo mío en esta misma revista denominado “la situación de la MTC diez años después”. Hoy, ante los comentarios que se están publicando respecto a la regulación de las medicinas no convencionales, me veo en la obligación de hacer un análisis que clarifique, desde una perspectiva europea la situación actual separando el trigo de la paja.
Las medicinas no convencionales carecen en estos momentos de un marco legal en España. A pesar de no estar reguladas sí están toleradas y, prueba de ello, son los más de 35.000 profesionales en ejercicio que las practican. En estos momentos se están dando pasos hacia la tan mencionada regulación del sector. Diferentes comunidades autónomas han manifestado su voluntad en este sentido. En Cataluña, cuyo gobierno tripartito tiene una cierta influencia en el gobierno de España, se han puesto las pilas y el pasado 27 de mayo del año pasado se celebró una reunión en la Consellería de Sanitat, a instancias de la Consellera Sra. Marina Geli, en la que estuvieron presentes la mayoría de organizaciones catalanas implicadas en materia de medicinas no convencionales. En dicha reunión se acordó, aprovechando el informe realizado, a instancias del Parlamento Catalán, en la legislatura anterior, constituir un grupo de trabajo encabezado por el subdirector de recursos sanitarios y el subdirector general de estrategia y coordinación, a efectos de encontrar la forma de acreditar a los profesionales en activo, así como regular la incorporación de futuros profesionales. Todo ello, por supuesto, redundará tanto en beneficio de la calidad y seguridad que los ciudadanos se merecen, como en la mejora del estatus profesional de los implicados en este tipo de medicinas, eliminando del sector aquellos que no cumplan con los requisitos mínimos legalmente establecidos. Desde entonces se ha avanzado mucho existiendo en estos momentos unos borradores bastante elaborados de los informes de los diferentes grupos de trabajo.
Por otro lado, como suele suceder en este tipo de situaciones, surgen los “salvadores de la patria”, en este caso “salvadores del sector”, que al más puro estilo de liderazgo populista pretenden aglutinar a toda una serie de profesionales despistados y necesitados del reconocimiento que les prometen. Para ello, no dudan en realizar actividades ilegales y jugadas estilo tiburón, como se quejaba un dirigente de FENACO, respecto de COFENAT y una escuela de Barcelona con el mismo domicilio, en la pasada edición de Exposalud y, contra quienes me decía tienen entablados procedimientos judiciales.
Todo esto era de esperar y la verdad es que estas luchas por el poder y por posicionarse, ni me interesan ni me preocuparían si no fuera por el daño que la actividad que llevan a cabo puede provocar a los profesionales del sector y por la gran intoxicación que producen haciendo que sea difícil distinguir las verdades de las mentiras. A título de ejemplo, no hay más que leer la entrevista que le realizan a Luis Jiménez, presidente de COFENAT, en la página 64 del número 54 de la revista Natural y compararla con la que le realizan en la página 66 del mismo número y revista a José Ramón Lobo, ex vicepresidente de FENACO.
Ante la previsión de una futura regulación del sector hay quienes se afanan en diseñar titulaciones, realizar cursos de adaptación a la futura normativa, realizar convenios con algunos centros universitarios aprovechando la falta de reconocimiento de un lado y la falta de financiación del otro. Todo ello me podría parecer hasta bien, si no fuera por los errores de bulto que se cometen. Por poner un ejemplo, ha aparecido una propuesta de titulación superior en terapias naturales, como título propio del Real Centro Universitario Escorial Maria Cristina, en colaboración con una serie de escuelas, todas ellas pequeñas y pertenecientes a COFENAT. El problema del planteamiento que hacen es que en dichos estudios pretenden integrar un programa común con tres especialidades que son la naturopatía, la osteopatía y la terapia tradicional china. Pues bien, la contradicción está servida: Discovery DSALUD acaba de publicar una nota en la que el Real Centro Universitario Escorial Maria Cristina comunica, entre otras cosas, que “Los naturópatas titulados por el Real Centro Universitario estarán capacitados para ejercer su profesión en un entorno de equipo de trabajo multidisciplinares en colaboración con médicos especializados en medicina naturista, tratando a pacientes previamente diagnosticados por un médico por lo que no realizarán diagnósticos (acto que está reservado al médico) sino evaluaciones del estado de salud desde la óptica naturopática”.
En los borradores de informe realizados por los grupos de trabajo que tutela el Gobierno Catalán se ha separado las diferentes medicinas no convencionales que se practican en nuestro país con criterios homogéneos. Ello no podría ser de otra manera si nos atenemos al rigor científico. No se puede meter en un mismo saco, por ejemplo la naturopatía y la medicina tradicional china. Como hemos visto, los naturópatas deben trabajar a partir del diagnóstico de un médico occidental. El profesional de la medicina tradicional china podría definirse como aquel profesional, que estando debidamente formado académicamente en medicina tradicional china, con una formación propia que tiene un cuerpo teórico y práctico diferenciado de la medicina occidental, y de acuerdo con un programa académico consensuado, está acreditado y capacitado para abordar la enfermedad, bien de forma complementaria o bien de forma completa ofreciendo soluciones alternativas y/o complementarias a los problemas de la salud, teniendo en cuenta siempre una visión global del individuo.
Así pues, esta definición que suscribo y que también cuenta con la conformidad de la OMS, con cuya directora de medicinas tradicionales, la Dra. Zhang Xiaorui, tuve ocasión de comentarla ampliamente, es la que defiende el grupo de trabajo de medicina tradicional china de la Generalitat de Catalunya. Esta definición lo que viene a decirnos es que la medicina tradicional china dispone de un sistema de diagnóstico y etiología propios y diferenciados de los de la medicina occidental, cosa que no sucede con las terapias manuales, naturopatía y demás, que sí son dependientes del diagnóstico que los médicos occidentales realicen.
En el tema que sí voy a ser duro es en el de los cursos de adaptación para el colectivo histórico que se están promocionando. Y voy a serlo calificándolos directamente de estafa. Es sabido, porque así lo han manifestado las autoridades, que la regulación del sector incluye por un lado la normativa que entrará en vigor y, por otro, la adaptación a la misma de los profesionales en ejercicio. Esto no es nuevo, ya se hizo en su día con los antiguos practicantes (hoy ATS) y con los auditores, por poner algún ejemplo. Lo que no se puede hacer a la vista de ello es vender unos cursos de adaptación cuando todavía no se sabe ni se ha empezado a definir en qué va a consistir y a qué materias afectará. Sencillamente se trata de vender un falso título de adaptación para que los profesionales más inseguros (y normalmente los menos formados) tengan algo en la mano que les dé seguridad, aunque al final les valga de bien poco. Mientras tanto, unos señores se están enriqueciendo a costa de la indefinición que padece el sector. Como es de imaginar cuando se habla del proceso de regulación, habrá un plazo de adaptación lo suficientemente amplio para que los profesionales en ejercicio se puedan acoger. Y será entonces y sólo entonces, con la normativa en la mano, cuando se podrán poner en marcha los cursos de adaptación necesarios.
Por último, me gustaría contestar a las preguntas que se hacen los estudiantes que han decidido vocacionalmente dedicarse a la medicina tradicional china.
En primer lugar, decirles que podrán ejercer su profesión. Que en estos momentos no está regulada pero sí tolerada y que cuando se regule (la norma no puede contradecir a la ciencia) les permitirá una independencia profesional de la que no gozarán terapias como la naturopatía, las terapias manuales, etc. Decirles también que a la hora de escoger el centro donde estudiar, deben fijarse en los siguientes aspectos:
a. que sea un centro que se dedique a la medicina tradicional china exclusivamente; la carrera de medicina tradicional china es lo suficientemente amplia y densa como para que no deba combinarse con otras disciplinas; hay que huir de las escuelas que se dedican a todo tipo de terapias puesto que su seriedad es más que dudosa.
b. que sea un centro que disponga de unos buenos materiales y de un buen profesorado, y que garantice prácticas clínicas tanto en España como en hospitales chinos; es esencialmente importante que el profesorado disponga de nivel universitario y además esté acreditado en la materia que imparte.
c. que sea un centro que disponga de acuerdos universitarios de referencia; tener el reconocimiento de una universidad inglesa que nunca ha impartido medicina tradicional china o de un Real Centro Universitario que tampoco la ha impartido, además de no servir para nada, es indicativo de que los directivos del centro se preocupan más de la imagen (aunque sea falsa) que de la calidad de las enseñanzas que imparten.
d. por último, el centro debe posibilitar a los alumnos que cuando acaben podrán acceder a una formación continua de calidad para ampliar y mejorar sus conocimientos dentro de su área de competencia, y no centros que se dediquen a vender cursillos de materias que nada tienen que ver con la medicina tradicional china.
En cuanto al mal llamado colectivo histórico, es decir los profesionales en ejercicio, quisiera darles un mensaje de tranquilidad. Pero no a todos, sólo a aquellos que de verdad son profesionales, que se preocupan por ampliar sus conocimientos y contrastar sus experiencias en beneficio de sus pacientes. Estoy seguro de que ninguno de ellos quedará fuera de la regulación, con las adaptaciones correspondientes que en su momento se definan, pero también quiero decir que no es posible que sigan ejerciendo profesionales que lo son de la charlatanería más que otra cosa (me han explicado algún caso de naturópatas que tienen más de curanderos que otra cosa), puesto que ello perjudica seriamente la credibilidad de la profesión.
Si vamos a regular el sector, habrá que hacerlo con seriedad y rigor y atendiendo a cuestiones científicas y no al interés de determinadas personas y colectivos. En ese sentido, debemos felicitar al Gobierno Catalán por haber sido capaz de iniciar este proceso que marcará, estamos seguros, el camino a seguir en el Estado Español. También por haber sido capaz de sentar en la misma mesa a todos los intereses en juego, médicos y no médicos y, dentro de los no médicos distinguir el grano de la paja.
Fuente: Artículo cedido por El Pulso de la Vida - Journal of TCM (edición española). Publicado en la revista número 44 (Verano 2005).