Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
Dr. Ramón Mª Calduch
A nadie se le escapa que nos está tocando vivir una época de grandes cambios a nivel mundial. Y que en las actuales relaciones internacionales nos enfrentamos a múltiples amenazas y desafíos sin precedentes en la historia moderna.
Mientras que las rivalidades geopolíticas y las carreras armamentistas se intensifican, las relaciones internacionales y el sistema de comercio global se vienen deteriorando. Sirva como ejemplo el amago de proteccionismo auspiciado, increíblemente, por EE. UU. y la propia Unión Europea.
Al enfatizar esto, no buscamos caer en la exageración ni en un falso alarmismo. Por el contrario, viene siendo hora de que hagamos un diagnóstico certero de nuestra realidad, y a partir de ahí encontrar una solución a los problemas detectados. ¡¡¡A grandes males, grandes remedios!!!.
Si deseamos verdaderamente superar esta situación turbulenta, hay unas palabras que no deben faltar en nuestro vocabulario: apertura, tolerancia, cooperación y solidaridad. En el mundo de hoy, no basta con que un país aspire a alcanzar su propio desarrollo y se mantenga al margen de lo que ocurra en la comunidad internacional, pues la historia nos ha enseñado dos lecciones: en primer lugar, el aislacionismo no conduce más que al atraso y, en segundo lugar, somos más fuertes cuando estamos unidos.
Son tiempos de grandes desafíos, sin duda, pero también de cambios necesarios en el orden internacional. Nuestro mundo ya no es unipolar. Entidades como la OCS o el BRICS muestran el peso ascendente de las economías emergentes y del Sur Global, quienes están llamados no solo a ser un contrapeso en el mundo, sino también a compartir grandes responsabilidades. ¡¡¡El futuro del planeta o será diverso y solidario o no será!!!.
Como viene quedando claro en lo que va de año, China se encuentra aplicando una serie de reformas que buscan impulsar un crecimiento económico sostenible, entendido éste como el desarrollo de lo que llamamos las “nuevas fuerzas productivas de calidad”, con un fuerte fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación. Esto explica, por citar solo dos ejemplos, los logros alcanzados por China con la histórica misión de la sonda Chang’e-6 en el lado oculto de la Luna, o el espectacular avance en todo el mundo –por más obstáculos que haya en el camino– de los vehículos eléctricos chinos.
No obstante, como lo muestra la cultura en torno a la gastronomía china, “el éxito es un plato que se saborea mejor si es compartido”. El éxito de China es también el éxito del mundo, y viceversa. Y eso se explica muy fácilmente: China contribuye en la actualidad con más del 30 % del crecimiento económico mundial y es el principal socio comercial de más de 140 países y regiones. Por más intentos de “desacoplamiento” por parte de algunos, hoy China está más unida que nunca al mundo y viceversa.
Es por ello, que conviene analizar minuciosamente el panorama económico que se viene delineando en la China de la nueva era. Tras superar adversidades como la pandemia, los desastres naturales, el embate del proteccionismo y la crisis financiera mundial, China ha logrado mantener un crecimiento constante gracias a sus sólidos fundamentos macroeconómicos, lo que hace que siga atrayendo una gran cantidad de inversión extranjera.
Asimismo, como aquellas caravanas de la antigua Ruta de la Seda, hoy las empresas chinas vienen abriendo nuevos caminos y compartiendo beneficios con el mundo.
Sin duda, China se enfrenta a enormes retos. Y prueba de ello es que la profundización integral de su reforma, para garantizar un crecimiento de alta calidad, fue el tema central en la tercera sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China.
China ha demostrado que, de la mano con los diferentes países del mundo, no hay reto que no pueda superar. Pese a todos los problemas, China está marcando la pauta y de nada nos servirá a los europeos considerarla un “rival sistémico” y aplicar métodos proteccionistas, que solo acabarán empobreciéndonos, consecuencia del consiguiente descenso de nuestra productividad, en lugar de aplicar aquellos principios a los que abogábamos más arriba de apertura, tolerancia, cooperación y solidaridad.
Dr. Ramón Mª Calduch