Aprobar el decreto que regula las condiciones para el ejercicio de determinadas terapias naturales en Catalunya no va a ser tarea fácil. La razón no se halla tanto en la previsible oposición de algunos sectores de la medicina científica, que no escatiman en alarmismos - "pone en riesgo la salud de los ciudadanos" y "puede representar un riesgo sanitario de primera magnitud", advertía esta semana la Organización Médica Colegial-, sino en la división del propio gremio de terapeutas. El borrador del decreto con el que trabaja el Govern no satisface al cien por cien las expectativas del colectivo, pero, como ocurrió entre los partidos políticos con el Estatut rebajado por el Congreso en Madrid, el sector se ha dividido entre los partidarios de mantener una oposición frontal y los que se aferran a la filosofía del más vale pájaro en mano...Estos creen que tras 25 años de lucha por una regularización no se puede aspirar a un traje a medida, mientras que los soberanistas piensan que es mejor renunciar antes de asumir los estándares de la profesión que propone el decreto, "un texto que excluye a una parte del colectivo", dicen.
El Institut d´Estudis de la Salut ha definido el programa formativo necesario para el ejercicio de la acupuntura, las terapias orientales, las de criterio naturista y homeopático, y las manuales. Con la colaboración de expertos, ha determinado los requisitos de autorización de centros de terapias y de centros formativos - importante punto de discrepancia entre los sectores enfrentados-, así como los criterios de evaluación de los profesionales. Esto último no convence a los partidarios del no,que se preguntan "cómo se puede pretender una evaluación científica de una actividad que no se considera científica" - a pesar de lo cual tiene por clientela hasta un tercio de la población-.
Jordi Gutiérrez, secretario general de la federación sindical Trade-CC. OO., sindicato que ha asumido las tesis de la Coordinadora de Centres Formatius de Teràpies Naturals y de la Coalició d´Entitats Professionals, afirma que están "de acuerdo con regularizar, pero sólo si se tiene presente la singularidad y complejidad de estas profesiones". "La gente de la Coalició - añade- no pretenden ser médicos reglados ni prometen a sus alumnos una diplomatura; quieren seguir siendo terapeutas alternativos". Así, pues, rechazarán el proyecto de decreto con una alegación a su totalidad.
Al mismo tiempo, el sindicato UGT se alinea con la Federació d´Associacions de Profesionals de Teràpies Naturals de Catalunya (Tenacat), que representa a 3.500 profesionales, la otra mitad de los 6.000 que Salut cifra en Catalunya. Su batalla por la regularización tiene dos frentes: el Col · legi de Metges, que teme que el decreto abra la puerta de la práctica sanitaria a personas no cualificadas, y el colectivo de terapeutas que rechaza la propuesta. Salvador Duarte, presidente de la Confederació de Treballadors Autònoms-CTAC-UGT, considera que esta es una oposición "a cuestiones secundarias, como la formación, y no creemos que ése sea un sine qua non para pedir la retirada". Su sindicato prevé celebrar un acto con la consellera Marina Geli, "para que no se deje afectar por las presiones externas".
Con todo, la Federació se muestra optimista. Espera que "a pesar de los intereses corporativistas que abogan por que la medicina china y la homeopatía sólo puedan ejercerla médicos titulados, el Col · legi no impugnará el decreto, como no lo harán tampoco enfermeras y fisioterapeutas". Francesca Simeón, secretaria de la Federació, añade que "hay muchos médicos que apoyan nuestra bandera, tenemos muchos aprendiendo en nuestros centros de terapias naturales".
Gutiérrez, por su parte, alega que un decreto es un instrumento poco consistente para determinar el ideario formativo de estas actividades o los requisitos para ser un centro de formación. "Estamos de acuerdo con tener un decreto - prosigue- mientras sea transitorio y a fin de elaborar una ley; debería ser un decreto de mínimos que no marcara pautas para la evaluación y formación posterior".
El plazo para presentar alegaciones acaba el 31 de mayo. La Federació rechaza, entre otros puntos, que los profesionales deban examinarse cada diez años para poder seguir ejerciendo - "algo que no se exigiría a ninguna otra profesión"- y pide que quienes puedan probar cinco años de experiencia no deba pasar examen para acreditarse. Tampoco aprueba que se exija un bachiller a categorías técnicas como las de masaje.
Otras de sus alegaciones son de concepto: "No queremos que se nos defina como profesionales no sanitarios porque implica una negación", dice Joan Carles Monge. "No somos médicos ni trabajamos como tales, pero intervenimos en la salud, un concepto más amplio que las intervenciones alopáticas",
La mayoría de las pruebas que preparan los grupos de evaluación las elaboran los propios terapeutas y, según Simeón, no tendrán el listón muy alto. "Constarán de dos partes, una teórica con preguntas tipo test, sin intención de suspender a nadie, y otra práctica, con la metodología de evaluación de competencias de la medicina convencional". Esto es: observar cómo el evaluado atiende una serie de casos en breves minutos...
Fuente: La Vanguardia