Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
Nancy Ip, directora del Laboratorio de Neurociencia Molecular de la Universidad de Hong Kong, ha dedicado su carrera a estudiar el cerebro y las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. La científica china, cuyo trabajo ha dado origen a 260 publicaciones y 41 patentes, ha participado en el 39º congreso que la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM) ha celebrado en Salamanca.
Ip, que en 2004 recibió una de las becas del programa L'Oréal-Unesco For Women in Science (para Mujeres en la Ciencia), cuyo objetivo es fomentar las vocaciones entre las jóvenes, con la concesión de becas de investigación. Cuenta con acuerdos de colaboración con instituciones como el Ministerio de Educación y sociedades científicas, como la SEBBM. Durante su estancia en España, la investigadora habló con EL MUNDO sobre su trabajo.
¿Qué se está haciendo ahora en el mundo en cuanto a Alzheimer y adónde se dirigen esas investigaciones?
Ha habido una serie de importantes hallazgos de diferentes laboratorios en los últimos años. Por ejemplo, a través de estudios genéticos, se ha descubierto que el sistema inmune innato está involucrado en la causalidad de la enfermedad. Los investigadores también han empezado a determinar los mecanismos celulares subyacentes en la pérdida de memoria.
En concreto, ¿en qué investigaciones trabaja su equipo?
El trabajo de mi equipo en ratones ha llevado a identificar nuevas dianas. Así, los inhibidores de la proteína EphA4 son posibles intervenciones clínicas para el Alzheimer (la señal de la proteína en esta enfermedad está dañada, lo que causa su sobreactivación). Ésta lleva a la disfunción sináptica y al deterioro cognitivo. Otra es la proteína inmune interleucina 33 que, al administrarla, mejoró significativamente la memoria y redujo la enfermedad.
Usted combina el estudio de las moléculas más avanzadas con otras derivadas de la medicina tradicional china. ¿Qué tipo de moléculas de esta medicina emplea? ¿Están dirigidos estos enfoques a los síntomas o a los procesos de neurodegeneración típica de la enfermedad?
Guiada por la experiencia empírica acumulada, la medicina tradicional china tiene una larga historia de uso con beneficios bien documentados en la mejora de la salud y el alivio de enfermedades. Investigaciones sistemáticas en áreas como la farmacognosia (química de las plantas), la farmacología y aplicaciones clínicas han dado lugar a una gran cantidad de información sobre estas hierbas, por lo que son un recurso muy valioso para descubrir fármacos. Uno de nuestros enfoques terapéuticos ha sido aprovechar los siglos de conocimientos y experiencia de las hierbas de la medicina tradicional china como fuente de partida para identificar potenciales neurofármacos. Usando esta estrategia hemos desarrollado exitosamente una cartera de nuevos fármacos a partir de esas hierbas con posibles aplicaciones terapéuticas como la mejora del aprendizaje y la memoria, y la reducción de las conductas vinculadas con la depresión y el deterioro cognitivo en modelos animales.
Erwin Neher (Nobel de Medicina en 1991) dijo en julio en un curso en la Universidad Menéndez Pelayo que la cura para el Alzheimer es un camino lento que puede llevar décadas. ¿Cuál es su opinión? ¿Vamos a vivir para ver la cura del Alzheimer?
Es difícil de decir. El Alzheimer es una enfermedad muy complicada y, a pesar de las décadas de investigación dedicadas, los mecanismos subyacentes a su patología aún no están claros. No obstante, en los últimos años, hemos sido testigos de muchos pequeños éxitos tales como los descubrimientos de nuevas proteínas, vías y dianas moleculares asociadas con la enfermedad. En algunos casos, se han producido resultados prometedores en modelos animales, aunque la replicación de estos resultados en ensayos clínicos para humanos no han tenido éxito. En un gran esfuerzo para desentrañar los misterios del cerebro, en muchos países se han iniciado innovadores proyectos a gran escala para desarrollar tecnologías que revolucionen la forma en que se estudia el cerebro y para descubrir nuevas formas para tratar, prevenir y curar las enfermedades cerebrales. Algunos ejemplos son la estadounidense Brain Initiative [Proyecto de mapeo de la actividad cerebral, iniciativa de la Administración Obama], el European Brain Project [Proyecto Cerebro Humano] y el China Brain Project [Proyecto Cerebro de China]. A través de estos esfuerzos de colaboración, se están desarrollando nuevas herramientas y modelos para entender los circuitos neuronales y relacionarlos con nuestro comportamiento. Algunos ejemplos incluyen nanotecnología para mejorar los métodos de administración de fármacos, vectores virales para terapia génica o herramientas optogenéticas para mapear circuitos. Hay también un cambio de paradigma en la neurociencia: es evidente que para entender el cerebro, éste no puede ser estudiado como una entidad sola, sino que es necesario un enfoque holístico en el que sea estudiado junto a otros sistemas del organismo. Cada nuevo descubrimiento es un paso más hacia mejores diagnósticos y tratamientos, y potenciales curas.
Usted fue premiada por el programa L'Oréal-Unesco y este año es jurado de los premios. Hoy en día, solo el 30% de los investigadores son mujeres, ¿contribuyen estos galardones a promover y aumentar el número de mujeres en la ciencia?
Premios como éstos juegan un papel esencial para incrementar el número de mujeres en la Ciencia. Con este reconocimiento, por un lado, se demuestra que las mujeres pueden tener éxito en este campo, algo esencial para las mujeres (y hombres) jóvenes que están socialmente condicionadas para creer que no pueden sobresalir en las ciencias. Además, las premiadas son modelos a seguir e incluso potenciales mentoras para las jóvenes. Por otro lado, se asegura que el excelente trabajo de las investigadoras es reconocido, recompensado y celebrado. Muchas veces, el trabajo de las mujeres puede ser eclipsado por sus homólogos masculinos. Al proporcionar una plataforma que dirija la luz a sus logros, estos premios infunden confianza.
Fuente: elmundo.es