Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
El pasado 24 de octubre, y como cada año, se celebra el día Mundial de la Acupuntura y la Medicina Oriental. Se determinó esta fecha en la Conferencia Académica de Acupuntura en Brasil, el pasado 2011. En 1987, en este mismo día, se fundó la Federación Mundial de la Sociedad de Acupuntura. Esta festividad demuestra la importancia de la Acupuntura y la Medicina Oriental que año tras año van adquiriendo más confianza y popularidad entre el público occidental y como prueba de ello se va multiplicando el número de acupuntores a nivel mundial.
Para conmemorar este día les voy a hablar del “Rey de la Medicina China”, el doctor Sun Simiao. Le apodaron de esta manera por sus contribuciones a la Medicina China y el cuidado con el que trataba a sus pacientes. Vivió durante la dinastía Tang, nació el 581 d.C. y murió el 682 d.C. Escribió dos libros muy importantes en el campo de la Medicina China: el “Qian Jin Yao Fang” (“Recetas valiosas esenciales para emergencias” y el “Qian Jin Yi Fang” (“Suplemento de recetas valiosas para emergencias”). Dedicó gran parte de su vida a los estudios farmacológicos: procesamiento de hierbas medicinales, identificación de características, formulación a base de hierbas y tratamientos clínicos. Algunas de las teorías más importantes de la acupuntura las planteó este doctor y todavía hoy se siguen estudiando.
Les voy a contar una curiosa historia que cuenta cómo una sola aguja de acupuntura salvó a dos vidas. Aunque hay diferentes versiones, en esta concretamente se le atribuye la autoría a Sun Simiao.
“Hace muchos años, Sun Simiao estaba paseando por las afueras de su pueblo natal cuando de repente oyó a alguien que estaba llorando. Le entró curiosidad y fue a ver qué pasaba. Había cuatro personas que trasportaban un ataúd, cuando la comitiva fúnebre pasó por su lado se dio cuenta de que salía sangre del féretro. Se acercó para observar la sangre con detenimiento y les dijo a esas personas que esa sangre pertenecía a una persona viva, no a un difunto. No le creyeron y un señor mayor le preguntó por qué decía que estaba viva. Sun le explicó que la sangre de las personas vivas es más líquida, no es espesa, igual que la que estaba observando. Además, cuando las gotas de sangre tocaban el suelo, salpicaban. En ese momento todo el mundo enmudeció y Sun les pidió que abrieran el ataúd y observó que la cara de la mujer que supuestamente estaba muerta tenía un color rosado en lugar de pálido. Sun sacó una aguja de acupuntura y pinchó a la mujer en la barriga. Después de un momento, la mujer abrió los ojos, la gente de alrededor no se lo podía creer incluso decían que no era ella sino su espíritu. Al cabo de un rato, la mujer dio a luz a un niño sano. La mujer no estaba muerta sino que había sufrido un síncope. De este modo, Sun salvó la vida de dos personas con una sola aguja”.
¡Feliz día acupuntores!
Dra. Zhao (Clinica Guang An Men Barcelona)