Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
Hacer ejercicio es sencillo, económico y no tiene efectos secundarios. Además, cada vez hay mayor evidencia de que es la mejor receta para prevenir y/o ayudar a tratar diversas patologías.
En el caso de la artrosis, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE), un organismo vinculado al Departamento de Salud de Reino Unido, ha actualizado sus recomendaciones y aconseja practicar más ejercicio y perder peso para controlar el dolor, así como reducir el uso de determinados fármacos.
La evidencia clínica ha demostrado que la actividad física personalizada, tanto de fortalecimiento muscular como aeróbicos, pueden lograr buenos resultados en esta enfermedad degenerativa crónica que afecta al cartílago articular y provoca dolor, limitación de la movilidad, rigidez, incapacidad funcional y deformidad en las articulaciones.
Las más afectadas son las rodillas, las caderas y las pequeñas articulaciones de las manos.
El borrador de las pautas actualizadas de NICE publicadas este viernes sobre el cuidado y manejo de estos pacientes señala que los profesionales de la salud deben apoyar a las personas con artrosis y sobrepeso ayudándolas a elegir un objetivo de adelgazamiento que ayude a controlar los síntomas. Perder peso mejora muchos aspectos de salud y uno de ellos es reducir el dolor en las articulaciones de las personas con artrosis.
«La artrosis puede causar molestias a las personas y evitar que realicen algunas de sus actividades diarias normales. Sin embargo, existe evidencia que muestra que el fortalecimiento muscular y el ejercicio aeróbico pueden tener un impacto no solo en el control de la afección, sino también en brindar a las personas una mejor calidad de vida. Comenzar ese viaje puede ser incómodo para algunas personas al principio, y se les debe apoyar y proporcionar suficiente información para ayudarlos a controlar su condición durante un largo período de tiempo», apunta el doctor Paul Chrisp, director del Centro de Pautas de NICE. El experto considera que «si bien los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) tópicos y, a veces, orales siguen siendo una opción de tratamiento importante para la artrosis, hemos tomado la decisión de no recomendar algunos analgésicos, como el paracetamol y algunos opioides para la artrosis. Esto se debe a que nueva evidencia ha demostrado que hubo poco o ningún beneficio para la calidad de vida, el dolor o la angustia psicológica de las personas y, en particular, en el caso de los opioides fuertes, hubo evidencia de que pueden causar daño a largo plazo, incluida una posible adicción».
El borrador de la nueva directriz británica también recomienda diagnosticar la artrosis clínicamente, sin necesidad de imágenes, en personas mayores de 45 años que tienen dolor en las articulaciones relacionado con la actividad y que no sufren rigidez matutina relacionada con las articulaciones o rigidez matutina que no dura más de 30 minutos.
La artrosis es la forma más común de artritis y una de las principales causas de dolor y discapacidad en todo el mundo. Se estima que hay aproximadamente 7,4 millones de personas mayores de 45 años en Inglaterra identificadas con esta patología, que también tiene una alta prevalencia en España: afecta a más de 7 millones de personas, y una de las localizaciones más frecuentes es la rodilla. «La prevalencia en nuestro país es de un 10,2% (14% mujeres y 5,7% hombres), hay que tener en cuenta que la rodilla es una articulación de carga que soporta peso al hacer actividades básicas como caminar, subir y bajar escaleras o sentarse», explica la doctora Raquel Almodóvar, reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y una de las coordinadoras del proyecto Reumafit, llevado a cabo por la Sociedad Española de Reumatología (SER), y que busca facilitar a los reumatólogos herramientas para prescribir ejercicio en consulta.
El ejercicio correctamente aplicado es uno de los tratamientos más seguros y apenas tiene efectos adversos para las personas con artrosis. La actividad física y el ejercicio terapéutico realizados correctamente, además de los efectos beneficiosos ya mencionados, mejoran el dolor y disminuyen la limitación en las actividades cotidianas y apenas producen efectos adversos. En las personas con artrosis que asocian otras enfermedades también está indicado porque mejoran la función física, la calidad de vida y el bienestar emocional.
«La obesidad y otros componentes del síndrome metabólico, como la hipertensión arterial y la diabetes, son factores de riesgo o comorbilidades asociadas a la artrosis. Asimismo, se ha visto un aumento de la mortalidad -principalmente de causas cardiovasculares- en las personas con artrosis. Por lo que la práctica de ejercicio físico es un gran aliado para estos pacientes», advierte la doctora Almodóvar.