Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
Se calcula que el 40% de la población adulta mundial padece hipertensión, lo que la expone al riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud peligrosos. Estudios recientes sugieren que los probióticos pueden ofrecer un efecto protector, pero los investigadores tienen una comprensión limitada de por qué la conformación de la microbiota intestinal puede regular la presión arterial.
Un estudio de la Sociedad Americana de Microbiología, publicado el 19 de octubre 2023, acaba de añadir dos nuevas cepas a la lista de posibles probióticos antihipertensivos. En experimentos con ratones hipertensos, el tratamiento con los dos probióticos –Bifidobacterium lactis y Lactobacillus rhamnosus– devolvió la tensión arterial a niveles normales. Los investigadores también estudiaron cómo estos probióticos alteraron la mezcla microbiana intestinal de los animales durante 16 semanas, identificando microbios específicos y vías metabólicas que podrían ayudar a explicar el efecto protector.
"Las pruebas acumuladas apoyan el efecto antihipertensivo de los probióticos y los alimentos fermentados probióticos tanto en experimentos in vitro como in vivo", afirma la doctora en biología computacional Jun Li, de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong. Su equipo colaboró en el estudio con el del microbiólogo Zhihong Sun, de la Universidad Agrícola de Mongolia Interior. "Así que creímos que la ingesta dietética de alimentos probióticos complementaría bien el tratamiento tradicional de la hipertensión", señala Li.
Estudios anteriores han relacionado las crecientes tasas de hipertensión en todo el mundo con el aumento del consumo de azúcar. Es probable que aumente la presión arterial a través de muchos mecanismos –aumento de la resistencia a la insulina o retención de sal, por ejemplo–, pero en los últimos años los investigadores han estudiado también el efecto del azúcar en el microbioma intestinal.
Los resultados del estudio
En el nuevo estudio, los investigadores probaron las dos cepas probióticas en ratones que desarrollaron hipertensión arterial tras consumir agua mezclada con fructosa. Durante 16 semanas, midieron la presión arterial de los animales cada 4 semanas. Descubrieron que los ratones alimentados con fructosa que recibieron cualquiera de los probióticos mostraron presiones sanguíneas significativamente más bajas que los alimentados con una dieta alta en fructosa y no tratados con probióticos.
Además, los investigadores no encontraron diferencias entre las lecturas de la presión arterial de los ratones alimentados con fructosa que recibieron probióticos y un grupo de control de ratones que solo bebieron agua. Esto sugiere que las intervenciones probióticas mantendrían la presión arterial en niveles normales, según destaca Li.
Los investigadores utilizaron la secuenciación metagenómica de escopeta para investigar las conexiones entre la microbiota intestinal alterada y el cambio en la presión arterial. Descubrieron que una dieta rica en fructosa en los ratones provocaba un aumento de las bacterias Bacteroidetes y una disminución de las Firmicutes; sin embargo, el tratamiento con probióticos devolvía esas poblaciones a las encontradas en el grupo de control. Además, el análisis identificó nuevas firmas microbianas asociadas a la presión arterial: el aumento de los niveles de bacterias Lawsonia y Pyrolobus, y la reducción de los niveles de Alistipes y Alloprevotella, se asociaron a una presión arterial más baja.
Los investigadores planean ahora un gran ensayo clínico para ver si el efecto protector de los probióticos se extiende a las personas con hipertensión. "Los probióticos presentan una vía prometedora en medicina preventiva", apunta Sun, "ofreciendo potencial para regular la hipertensión y remodelar nuestro enfoque de la salud cardiovascular".