Fundación Europea de Medicina Tradicional Complementaria e Integrativa
El príncipe de Gales, gran defensor de la homeopatía y otras medicinas alternativas, quiere que el Gobierno británico proteja a quienes las practiquen en previsión de una nueva directiva comunitaria. Así lo asegura hoy el vespertino londinense Evening Standard, según el cual el heredero del trono ha mantenido conversaciones con el ministro de Salud, Andy Burnham, en un intento de persuadir al Gobierno de que introduzca garantías para los homeópatas y sus remedios. El Gobierno británico está consultando actualmente el plan de Bruselas sobre ese tipo de prácticas, que entrará en vigor en abril del 2011. Los partidarios británicos de las medicinas alternativas reclaman al Gobierno de Londres que establezca un sistema de licencias ante el temor de que quienes la practican a pequeña escala se vean obligados por Bruselas a suspender sus actividades. Según una fuente próxima al príncipe de Gales, éste "está muy preocupado por el impacto que pueda tener sobre la salud una regulación inadecuada de la medicina homeopática. "Las personas que usan esos productos no van a dejar de emplearlos, por lo que es necesaria su regulación en beneficio de la salud de millones", dijo la fuente. La intervención del primogénito de Isabel II le enfrenta a los científicos que consideran la homeopatía y la medicina china a base de hierbas como actividades de charlatanes. El Real Colegio de Médicos se opone a la regulación con el argumento de que daría respetabilidad a ese tipo de tratamientos. Los británicos gastan alrededor de 1.600 millones de libras (1.760 millones de euros) cada año en terapias alternativas, que no están actualmente reguladas en este país de forma que cualquiera puede en teoría dedicarse a tales prácticas. La Fundación del Príncipe de Gales para la Salud Integrada ha advertido al Gobierno de que el hecho de que no exista regulación en este país pone en peligro las vidas de los pacientes. Según el profesor Davikd Colquhoun, experto en farmacología del University College London, "el Príncipe quiere un tipo de regulación que no funciona. La verdadera regulación debería centrarse en si esos productos sirven o no para algo".
Fuente: EFE